miércoles, 9 de julio de 2014

Crisis

Enredada en pensamientos, llenos de justificaciones, recuerdos
de un pasado cruel lleno de heridas que recién están cicatrizando.
El miedo la acobarda y eso que ella ya está curtida por tanto daño.
Se siente indefensa, no podría llevar una vida de nuevo sin el, pero
con el tampoco la quiere. Es un sentimiento raro, lleno de angustia, 
lleno de amargura, lleno de silencio, lleno de cobardía por tercera vez 
en este párrafo lleno de no odio pero si tristeza.

Ella no sabe, espera que el tome la decisión mas adecuada,
no sabe si está haciendo lo correcto, ella quería que el la acompañara el resto
de su vida, pero el no se porta con ella del todo bien.

El Karma se apoderó de el, de el en ella. El se volvió el Karma,
después del daño que ella causó, un daño que está sufriendo con el.
El no estuvo muchos años y ella estuvo tranquila sin el,

El volvió en otro ser, lleno de mas amor, ella decidió 
hacer un puente y dale una oportunidad a el, al que le hizo tanto daño.
Pero lamentablemente ella solo vio la envoltura nuevamente y lo compró sin haber probado el
relleno.

Ahora ella y el no son muy felices.
Pero el sigue siendo el mismo y el volverá en el cuerpo de 
distintas personas. Porque es el mismo para todos y todas.

El amor, es una crisis.


jueves, 29 de mayo de 2014

Mujer


El vaso de ron cartavio era lo único que ella tenía en ese lugar lleno de gente sin alma, ella veía su vaso terminarse y en él su vida acabarse. Iba de fiesta en fiesta pensando en el disfrute ajeno, mas no en el suyo.  Horas interminables de charlas con amigos, ella solo miraba el espacio vacío por miedo a ser atacada a la hora de opinar. 

Mujer sin cultura, mujer sin vergüenza, mujer malcriada. Mujer llena de vacios, que intoxicaban su alma. Vacios que llenaba con una caricia un poco sobrepasada. Mujer que trataba de ser digna, para ser respetada. Mujer gastada, insegura. Llevaba sombras hasta la cama, la cual nunca descansaba. Mujer confundida, abatida, cansada, ilusa y creativa. Dormía sin sábanas por temor a mancharlas. Mujer desafinada, con alegrías falsas, con despertares nublosos. Mujer con sentimientos escondidos. Mujer de poco habla, mujer que enamoraba. Mujer poco tolerante. Bailarina al andar, con sueños sin cumplir. Con muchos por crear.

martes, 27 de mayo de 2014

Entendí

Hoy viendo una película entendí.
Entendí que a veces me siento sola.
Entendí que a veces el amor duele y se acaba.
Entendí que si comes mucho engordas.
Entendí que si consumes marihuana actuarás como un imbécil.
Entendí que siempre me tomo muy a pecho las cosas.
Entendí que las palabras duelen mas que las acciones.
Entendí que en el invierno no saldrá sol tan fácil.
Entendí que no volveré a Paris hasta que no gane mas dinero.
Entendí que si no buscas no encuentras.
Entendí que a veces no debo juzgar a la gente por lo que finge ser.
Entendí que en esta sociedad todos fingen.
Entendí que jamás seré buena para las matemáticas.
Entendí que aun no encuentro en que soy buena.
Entendí que estoy hecha al desprecio.
Entendí que estoy un poco bajoneada.
Y entendí que a veces hablo muchas huevadas.


lunes, 21 de abril de 2014

Te escribo...

Escuchando una canción del romántico de Gian Marco te escribo, te escribo para que sepas que este es el fin de nuestro amorío, el fin de mis sueños contigo, el fin de un futuro pleno contigo. Te escribo porque debí escribirte antes, pero mejor ahora te escribo, te escribo porque siempre te escribí, siempre fuiste parte de mi inspiración y siempre recordaré escribirte. Se que nuestro amor fue bonito pero débil, fue tierno pero corto, amoroso y a la vez odioso. Te escribo porque ahora después de muchos años apareció alguien mas que me quita el sueño, me roba suspiros y me da seguridad. Te escribo para que ya no me busques cuando tengas frío, o sientas miedo. Te escribo para que me metas en el baúl donde metiste mis cartas y ya no me saques hasta que tu hija te pregunte quien fue tu primer amor, porque se que fui yo. Te escribo porque no quiero que nos encontremos en la calle y seamos amigos. Te escribo porque quiero que desde hoy ya no guardes ningún tipo de sentimiento hacia mi, porque estarás desperdiciándolo. Te escribo porque acabo de leer tu último post y me dieron ganas de escribirte ex corazón. Te escribo porque te amé y siempre quise que fueras tu el que me levante a besos en las mañanas y en los domingos por las tardes me cantes, me lleves al cine o dar una vuelta por el parque. Te escribo porque ahora soy feliz y quiero que tu también lo seas. 
Ya no te volveré a escribir  y espero que lo entiendas.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Comparaciones

Hay muchas personas en este mundo, y a cierta edad empiezan a idearse un mundo feliz, en el cual desearán vivir, tal vez es el mundo que crearon sus cerebritos al ver películas románticas de Disney o ver el ejemplo familiar de las parejas con hijos unidas que iban todos los domingos a misa y al final del recreo conversabas con tus amiguitas en esa esquina, la oculta de los rayos solares del colegio donde imaginaban que tendrían 3 hijos, una casa grande con un jardín lleno de flores grandes coloridas, un par de carros y un cuarto más grande que el suyo para meter su ropa. Pues bueno cuando los años van pasando te das cuenta con los golpes de la vida y la falta de empleo que lo que imaginabas cuando eras una colegiala púber es mentira o tal vez es cierto pero de 10 casos uno será el tuyo. Y no porque no existan hombres para armar esos matrimonios felices, porque si hay y el mundo está lleno de ellos, pero tu escoges al peor el que hace tu vida añicos y después de todos tus años de juventud de lloros escoges a uno que da la vida por ti pero no eres 100 % feliz a su lado, pero lo único que sabes es que ya no quieres sufrir más.
Después del hombre pensaste en la casa, bueno ahora estás sin el hombre y decides que vivirás llena de gatos hasta que envejezcas, pero, en tu bola de cristal tu casa se sigue viendo moderna, amplia, grande y con un gran jardín y de nuevo toco el tema de las películas que se nos metieron en el cerebro y por ende tu vida está guiada como tal. Las solteronas viven en casas grandes con muchos gatos, ellas tienen plata ya que no mantienen a nadie.
Bueno eso depende de cada uno ya que en las películas el dinero, amor e hijos nacen en menos de 1 hora y media. Una persona promedio tiene para ser exitoso y tener dinero muchos años por delante pero sobre todo para ser feliz. Pero las personas confunden la felicidad con el éxito y el dinero al mismo tiempo. Un día despiertan con una idea no duermen para cumplir ese gran sueño pasan 3 días no ven frutos y se tiran de nuevo a dormir por días para ver si es que nace otra idea peculiar la cual puedan realizar.
Una pensó también en esa misma esquina del colegio que apenas saliera de este recinto con patios grandes y muchos juegos le caería un papel del cielo que le diría “tu vas a ser doctor” entonces estudiarías eso y cuando termines con unas grandes notas y una felicidad radiante trabajarías toda la vida en eso hasta jubilarte y pasar tus tardes frente al mar en el club Regatas.
Pues eso es mentira la mayoría de gente se vuelve loca a la mitad de su “gloriosa” carrera porque no es lo que les gusta, lo detestan, prefieren trabajar de meseros en un fast food por el simple hecho de generar dinero y poder comprarse alcohol o las cosillas que para esa época son importantes.
Y cuando se quedan sin trabajo y sin una carrera terminada sienten que es el fin del mundo, que nunca podrán tener la casa con gran jardín que nadie las tomará en cuenta y que si no tienen a los 30 años un carro y otra propiedad no serán nada en esta vida.
Bueno, yo pensaba igual pero después de vivir un poco de tensión y mal humor por quedarme en la nada, me di cuenta que primero tengo que ver qué es lo que me hace feliz así al comienzo no me genere ingresos, la plata si es importante, pero no es importante cagar plata en el buen sentido de la palabra, si no ser feliz con lo que uno hace eso te hará más rico que cualquier otra cosa en el mundo.
Tal vez tendrás que pensar mucho, estudiar más y no dormir. Pero hay personas que lo hicieron, que no durmieron y ahora son felices, exitosos y si tú quieres ser lo mismo ¿por qué no comienzas?


Y si ellos pueden… ¿por qué no tu?

lunes, 8 de julio de 2013

Hoja blanca, mancha roja

El sol va cayendo, el aire se enfría, la gente se abriga y la noche se acerca, pero con cautela. Con esa cautela con la que tú me enamoraste, aquel viernes de agosto de hace unos años con mentiras y apaños tales como  los de aquellas noches que creíamos que eran tibias y al final nos terminábamos enfriando.
La mentira y el amor  se cruzaron en mi camino con la más grande frescura, esa frescura que delataba tu boca al besarme.
Viernes 17 de agosto, las nubes dibujaban el cielo, un cielo rojizo por el despojo de las últimas prendas del sol. Tú estabas ahí, tu belleza me deslumbró y tu pasión ocasionó en mi cuerpo un pequeño electroshock.  Una pasión que jamás se había desatado en mí ser, esa única pasión hacia el ser amado la cual me obligaba a verte como Romeo en mi balcón.
El sol aún no se ocultaba y él se me acercó, con un cigarrillo en la mano. Me saludó con un beso que tenía un destino incierto y un final inesperado.  Ese beso que sientes que levanta hasta el mínimo bello de tu cuerpo y hace que tu respiración desespere y vaya en búsqueda de una respiración más fuerte.
Desde ese momento, el amor se convirtió en un amor adictivo, adictivo de mi parte un juego de la suya.  Me agarró la mano me entregó su amor y lo blanco de su corazón, un blanco como el de una hoja en la cual escribes una historia, pero esta hoja no tenía ni un cuento, ni un punto, ni un personaje, solo repartía vacío y adicción hacía mi parte.  Un amor que en un comienzo fue recíproco y en momentos vacío, desapareciendo por días y encontrando rojos que no tenían coherencia con las mentiras dichas.
Molestias que no tenían una razón porque todo era una mentira, de mentiras se conformaba mi vida en ese momento, pero yo tenía su corazón y el suyo una adicción. 
Largas horas de telenovelas contadas por el teléfono en búsqueda de un perdón, arrepentido por sus desaparecidas sin enterarme de su adicción. Él iba en búsqueda de mujeres, sexo y droga, mientras yo estaba soñando con nuestra boda.  
Una noche el amor se quebró, un rojo intenso encima de una hoja blanca opacó mi felicidad, esa felicidad que tuve desde el primer día que me bajó las estrellas. Unas estrellas que dieron a la fuga en esa noche fría. Una mentira que llegó a su éxtasis total tras haber tenido un encuentro un tanto casual, en el cual las prendas se despojaron de los cuerpos por si solas en melodía con esa pasión, con esa pasión que le entregaban, la cual no sentía porque al día siguiente no se acordaba.  La palabra amor llegó a su fin,  un punto decoró el final, ese final con el que él soñaba, ese final que no se vio venir aquella tarde dibujada con nubes, ese final que yo no quería por nada del mundo. Pero llegó.
Fue un amor incapaz, pasional y agresivo. Un amor lleno de adicciones unas con soluciones drásticas otras con soluciones mentales, un amor que se llenó de bailes y cantares, un amor con gritos de palabras costas, un amor que prefería callar antes de herir por mi parte, pero por la suya no hay nada que decir. Un amor que murió, un amor que hizo daño, que un progenitor hubiera odiado, hubiera llorado. Un amor lleno de papeles manchados, de hojas en blanco, de palabras vacías, de olvidos y reclamos.  Un amor que llegó a su fin con el internamiento de la adicción, con la cura para el desamor, con el paño que limpió el rojo que dejó.
Un amor que cambió internado por precaución, una recuperación peculiar para un sujeto blanco como las hojas en las que suelo escribir. Un sujeto que prefirió la adicción al amor incondicional de una mujer, una mujer que lo acompañó hasta su último terminal. A la que le repartió el beso frió del llanto final.

Una mujer que tras su partida borró las letras de las hojas blancas que poseía. 

martes, 25 de junio de 2013

El tiempo

10:23, ¿Qué estoy haciendo? Será que los escalofríos internos que tengo, sean esas mariposas que una siente cuando dice estar enamorada. O será esa adrenalina que sentía cuando tenía quince años y estaba en la puerta de mi casa, con alguno de esos chicos que solían bajarme el cielo, el mar, las estrellas y también el pantalón para tratar de tocarme. No, no, no siento eso, pero siento algo parecido. ¡Puta madre!, ya son las 10:45 y sigo pensando en tonterías y aun ni me alisto.
11:17. Siento un claxon en mi cabeza, pues no, en mi cabeza no es, es afuera y sí, sí es él, no él que me bajaba el pantalón, ni el mar, ni las estrellas, es otro, uno que pretende subírmelo, pero todos los días al despertar. El lápiz de labios demora en secar, cojo una servilleta doy los últimos retoques y siento que ya estoy lo suficientemente dispuesta a salir y a tratar de no hacer lo que hice ayer en la noche.
11:22. Él está ahí, en su carraso del año, uno negro, bien chévere, recogiéndome a mí, de mi casa a las 11:22 de la noche un sábado en la noche. Yo 20. Me subo a su carro, un poco roja, definitivamente hirviendo de los nervios. Trato de mirar afuera y con las justas darle un beso, para que no piense que estoy calentona. Porque la verdad solo estaba nerviosa. El me habla de lo que hizo en el día, yo lo escuchaba siempre con una sonrisa. Agarraba mi celular de vez en cuando, miraba la hora, 11:46 íbamos a más de 100km y yo ni siquiera sabía a dónde.
12:09. Habían muchos carros estacionados, era una cuadra bien amplia  en medio de dos avenidas muy transitadas a esa hora de la noche. Entramos a un bar, uno parecido al de ayer. Nos sentamos, el bartender era bien churro. No entiendo por qué no podría salir con uno así, podría esperarlo en sus cierres e ir a dormir con él. Pero no, estaba sentada al otro lado del bar y lo único que podía divisar, era al personaje que tenía ahí no más.
12:14. Nos dan la carta de los tragos lo miro, me mira y me dice: tú pide no más. En ese momento dije, este, bueno, no me quiero emborrachar, pediré algo suave. Mire al bartender, tratando de no ser tan coqueta y le pedí uno de esos que ni sabía pronunciar, pero él me entendió.
12:19. Me dan mi trago y todo comenzó a fluir nuevamente, como fluyó el día de ayer. Empezamos a hablar de mi corta vida, de sus viajes, de mi universidad, de su trabajo y de los planes que tenía conmigo. Los tragos iban, la cuenta subía pero ya no me preocupaba mucho en ese entonces si me emborrachaba o no porque ya estaba a una onza y media de eso.
3:27. Decidí pararme e ir al baño. ¡Puta madre! ¿Qué estoy haciendo?, nicagando me lo chapo, pero ¿qué estoy haciendo?  De nuevo la misma historia, la de ayer, regresar a mi casa 10:10 no, no hoy no pasará eso, es más le diré que me lleve a mi casa y me echaré a dormir sin remordimientos.
3:34. Salí del baño, me dirijo hacia él con un coqueteo un poco desapercibido hacia el bartender. ¿Nos podemos ir? Me miró y me dijo, está bien no hay problema, pero debo recogerla y no debo estar contigo, te puedo dejar donde te dejé ayer y después ir por ti. ¿No entendí, de que me perdí? En ningún momento le dije que íbamos a hacer lo de ayer, simplemente le dije que ya me quería ir. Me quedé muda tras el nerviosismo, simplemente me paré, esperé que pagara la cuenta y me subí a su carro. Muda, ni una sola palabra, en el camino él prendió la radio y tarareaba una canción que le escuché muchas veces tararear a mi papá.
4:02. Aun seguía sin entender lo que estaba pasando. Seguía con esas casi mariposas, temblores internos dentro de mí. Me bajé, se bajó. Entramos.
4:06. Una habitación para dos por favor. Quería correr, estaba con un poco de asco, una sensación rara. Seguía sin entender lo que pasaba. Subí a la habitación, me dio un beso en la frente como los que le da a ella en las mañanas al despedirse. ¿Me había enamorado? Pues no, era imposible con una sola noche de pasión. Pero que pasaba, ¿por qué no podría decirle que no? ¿Qué le iba a decir a ella?
5:50. Mirando el techo del bonito hotel me quedé. El entró se echó conmigo, me acurrucó entre sus grandes brazos y me quedé dormida, pero segura a la vez.
10:10. La misma hora de ayer, bueno antes de ayer, amanecí con este sujeto acurrucados pero esa vez algo descubierta lo miré y no tenía palabras para describir lo que había hecho. Lo conocía desde que nací y en sus brazos siempre me acurruqué cuando iba a la casa de ella, mi mejor amiga.

10:21. Su hermano era como mi hermano, ella mi mejor amiga y su padre, mi amante. Yo 20, él 54. Me enamoré de él y un bar nos unió una noche en la Lima gris.